Mi primera vez…
Supongo que esta frase evoca un pensamiento algo diferente a lo que van a leer a continuación. He estrujado mis ideas intentando acertar cual seria la primera entrada adecuada para este blog, y la única idea que se me ocurrió era hablar de mi primera vez… viendo anime.
El recuerdo a grandes rasgos es de un niño de entre 6 o 7 años, esperando que su abuela se durmiera para escabullirse hacia la tele del salón (entiéndase que no tenia la aprobación para ver esa clase de contenido), sentarse delante de la televisión con el volumen al mínimo y poder disfrutar del anime de turno.
Si bien mi primera vez viendo anime es un recuerdo vago y general (por desgracia no poseo la memoria de Ted Mosby), si que tengo una seria de flashes de los primeros animes que vi. Ranma ½, Saber Marionette o Evangelion tienen un rincón especial en mis recuerdos, si bien era muy pequeño y no es que siguiera estas obras semana tras semana, y mucho menos tuviera la capacidad de entender apenas algunos de los temas de los que trataban estas obras (a día de hoy me sigue pasando con Evangelion), si que supusieron mis primeros pasos en este mundo.
Mas adelante (y creo que como la gran mayoría) me encontraría con Dragon Ball, Oliver y Benji, Pokemon o One Piece, y aunque aun desconocía el concepto de anime, y en ese entonces para mi eran poco mas que simples dibujos, mi gusto por esta clase de obra siguió en aumento.
Pero no fue hasta ya entrada mi adolescencia, cuando vi por primera vez La Princesa Mononoke, se podría decir que ese momento supuso mi autentica introducción en el mundo del manga y el anime. Su animación, fotografía y sobre todo su banda sonora (la cual sigue sonando en mi playlist a día de hoy) marcaron un antes y un después en lo personal. Rápidamente Ghibli se convirtió en mi aliado y devoré cada una de sus películas, para mas tarde dar el paso al papel (o la pantalla del ordenador en su defecto) y empezar a leer por aquel entonces One Piece o Naruto entre otras.
Fue el inicio de lo que a día de hoy han sido muchas horas (hay quien dice que demasiadas), destinadas a consumir manga y anime, en donde he variado en gustos a lo largo de los años y lo que, en cierta medida, ha promovido que esté aquí con la intención de dar mi opinión acerca de este género.
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