Tras los sucesos del último capítulo, donde el Sukuna finalmente derrota al shikigami invocado por Fushigoro (General Divino de las Ocho Hojas Divergentes del Sila: Demonio Mahoraga), retomamos a unos instantes antes de que el Sukuna vuelva a dejarle a Itadori el control de su propio cuerpo.
Ahora que Itadori ha vuelto en sí mismo, lo primero que ven sus ojos es un paisaje desolador. Tiene frente de sí un paisaje desértico en la que una vez existieron edificios, carreteras y personas, pero que todo ha sucumbido y se ha reducido a cenizas bajo el poder de Sukuna a raíz de su pelea contra Mahoraga.
Tras observar el horizonte, una lluvia de flashbacks aparecen repentinamente en la mente de Itadori, inundándole la cabeza con imágenes de todas las acciones que el Sukuna realizó mientras era poseedor de su cuerpo. Todos esos recuerdos pueden con Itadori, quien es doblegado por la presión, cayendo de rodillas y vomitando, seguido
de una declaración de culpabilidad en la que solo pide su muerte a la vez que en su mente grita que tiene que salvarlos a todos, pues su muerte ya está decidida. Tras unos momentos de fragilidad, Itadori se recompone con la idea de seguir luchando.
La acción ahora pasa a las líneas de metro, donde el protagonismo pasa ahora a Kento Nanami, el cual está en un estado muy crítico debido a todas sus heridas. Aún así, sigue recorriendo las líneas hasta encontrarse con un grupo numeroso de maldiciones. Antes de entablar batalla respira hondo y comienza a divagar con un destino ideal al que ir, donde construir una casa donde descansar y recuperar el tiempo perdido, para poco después, recordar que su cometido es ir a rescatar a Fushigoro, terminando con un pequeño pensamiento en el que declara sentirse agotado y que ya ha hecho suficiente.
Es en ese momento cuando Nanami se lanza al ataque contra las maldiciones,
cercenándolas una a una, atacando a todas sin contemplaciones y sin control. Una vez todas han muerto y mientras coge aire, llega Mahito a escena.
Mahito le declara que estuvo todo el rato ahí y ya que parece que siempre le toca pasar tiempo junto al Hechicero, le pide si pueden conversar.
En cuanto a esto, Nanami guarda silencio y recuerda a su excompañero Haibara, cuestionándose al final que es lo que él realmente quería hacer, pues Haibara simplemente huyó para más tarde volver sin un claro motivo. Tras estos pensamientos la figura de Haibara se le presenta a Nanami, mostrándole que Itadori acaba de llegar a la escena.
Lo que se encuentra el joven hechicero es una escena desgarradora, pues Mahito a atravesado el pecho de Nanami. El maestro hechicero, con una mirada serena le encomienda el resto a Itadori a la vez que la maldición lo mata, desintegrando la parte superior del cuerpo de Nanami.
Esto provoca la ira de Itadori, quien carga contra Mahito dispuesto a acabar con la maldición.
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