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Foto del escritorKurosaki

#Retrospectiva | Tokyo Ghoul

Actualizado: 1 oct 2020


Corría el año 2011 cuando un joven Sui Ishida veía cumplirse uno de sus mayores sueños. Tokyo Ghoul, un pequeño one-shot que había publicado al año anterior en la Weekly Young Animal pasaba a tener su propia serialización en la misma revista debido al éxito que cosechó el capítulo piloto.

De esta manera comenzó Tokyo Ghoul, un manga que nos traslada a la capital nipona en donde la humanidad vive atemorizada por los Ghouls, seres con apariencia humana capaces de mimetizarse entre la multitud adoptando sus costumbres y peculiaridades, cuyo metabolismo les obliga a alimentarse de carne humana.


Con esta premisa arrancó un manga el cual se dividió en dos partes: Tokyo Ghoul y Tokyo Ghoul:re.


Tras esta pequeña introducción, analizaré los detalles del por qué esta obra fue tan especial y del por qué nos maravilló en su día. Pero para empezar a hablar de todo, comencemos por la primera parte, desde Tokyo Ghoul.


 

Dentro de este mundo encontramos a Ken Kaneki, el protagonista de la historia. Un chico retraído y que le encanta la lectura, el cual, por ases del destino es sometido a una operación en el que recibe órganos de una Ghoul, acto por el cual consigue sobrevivir y que le convertirá en medio humano, medio Ghoul. Y aquí es donde el autor planta la primera semilla. Un humano, quien desprecia a los Ghouls, convertido en uno. A partir de este momento vemos a un Kaneki que poco a poco empieza a darse cuenta de su nueva situación al no poder consumir ningún tipo de alimento, y lentamente el hambre le devora llenando su mente de pensamientos negativos (ver a la gente por la calle como mero alimento).

Aún así, la ética del protagonista le hace evitar el canibalismo y se rehusa a comer personas. Todo esto irá cambiando cuando entra en escena el Anteiku, una cafetería regentada por Ghouls que ayudarán al protagonista a entender su nuevo cuerpo y a comprender como funciona su nueva vida.


De esta manera el autor nos marca la pauta que seguirá el manga y el tono en el cual girará la trama, la cual se podría definir en tres palabras: tristeza, locura y tragedia. ¿Y por qué? Porque esto son los adjetivos que definirán la vida de Ken a partir de ahora, aunque siempre estuvieron presente en su vida.

Kaneki fue un chico al que siempre le costó relacionarse con los demás y sufrió malos tratos por parte de su madre (la cual falleció cuando él tenía 10 años). Después se mudó con su tía, quien se aprovechó de él y por último se convirtió en Ghoul, un suceso que poco a poco le alejó de su único amigo, Hide, por miedo a hacerle daño o algo peor.


Todas estas experiencias irían trastocando su mentalidad, hasta el punto de llevarlo a la locura... y a la soledad. Porque una vez que acepta su ser, entiende (de mala manera) que el solo traerá la desgracia a los que le rodean, alejándose de ellos y luchando solo (aunque más tarde termina cooperando con el Aogiri, una organización de Ghouls) para intentar liberar a estos de los humanos opresores (la CCG, o también conocida como Comisión de Contramedidas Ghoul, quienes son la organización encargada de dar captura a los Ghouls y usan armas fabricadas con sus cuerpos). De esta organización hay varios miembros que a lo largo de la historia jugarán un papel más importante, pero en este punto solo es notable la inclusión de Arima Kishou, Juuzou Suzuya o Amon Koutarou.

Del mismo modo, al igual que la trama nos muestra el viaje a la desesperación del protagonista, el autor aprovecha de una manera fantástica al personaje de Kaneki para presentarnos (tanto a nosotros como al propio personaje) el mundo de los Ghouls. Cómo viven, cómo se relacionan, cómo tienen que adaptarse para convivir con humanos y lo más importante, su realidad, no son malos ni monstruos (aunque siempre hay excepciones), solo seres que buscan sobrevivir. Les tocó la ventaja de tener un cuerpo mucho más resistente, con capacidades físicas extraordinarias pero a costa de alimentarse única y exclusivamente de humanos, lo que les convierte en monstruos a ojos de las personas. Pero ellos también tienen sentimientos, forjan vínculos, relaciones... Aunque esto es salpicado por la sangre de la gente que comen.

Pero al igual que existen los Ghouls que quieren coexistir con los humanos e integrarse en su sociedad, están aquellos que ven a las personas como simple alimento y se creen superiores a estos. Estos últimos suelen ser Ghouls errantes que vagan por los distintos distritos que dividen Tokyo, dando lugar a fuertes guerras por los territorios de caza y convirtiendo estas zonas en puntos de guerra y matanzas.

En resumidas cuentas, esta primera parte nos mostraba el viaje hacia la locura de Kaneki y el descubrimiento y entendimiento de los Ghouls, haciéndonos ver que tal vez no eran tan malos como la CCG quería. Tras 144 capítulos y con un final que te dejaba malas sensaciones en el cuerpo la primera parte finalizaba para dar paso a Tokyo Ghoul:re.




 

Ahora damos paso a Tokyo Ghoul:re, la continuación de la historia tras el asesinato de Ken Kaneki a manos de Kishou Arima. Han pasado dos años desde este suceso y la trama da un vuelco de 180º para mostrarnos la vida de Haise Sasaki, un talentoso investigador Ghoul tutelado por Arima. A su vez, Haise está al cargo de una nueva unidad especial de la CCG: el escuadrón Quinx. A diferencia del resto de investigadores quienes usan el Quinque (un arma que ha sido fabricada a partir del Kagune de un Ghoul), los Quinx son humanos que han sido sometidos a una operación para otorgarles poderes de un Ghoul, pero solo hasta cierto punto pues tienen unos limitadores que no les deja usar más allá de un tanto por ciento de su poder total.

Tras unos capítulos iniciales en los que nos presentan al escuadrón completo, finalmente llega la primera batalla real, en la que con un simple gesto el autor nos revela la verdadera identidad de Haise: Ken Kaneki. Su nueva identidad fue dada por Arima debido a que perdió la memoria en la pelea contra este.


Y esto supone todo un giro de guión, pues ahora lucha junto a la CCG en contra de los Ghouls y creando nuevos lazos con los miembros de su escuadrón y sobretodo con Kishou. Llegado a un punto, el ghoul de un solo ojo recobra su memoria pero lo mantiene en secreto, con el fin de aprovechar su nueva situación para ayudar a los que una vez fueron sus compañeros.

Toda esta primera parte de la RE es realmente interesante porque plantea por primera vez una vida "tranquila y pacífica" para el protagonista. También vuelve a recordarnos que el personaje vive entre los dos mundos (humanos y ghouls) y todo esto es lo que irá alimentando todo el guión, con un Ken que irá por toda la historia tratando de encontrarse, de ver quién es realmente y qué puede hacer.

Y nos muestra a un Kaneki muy humano. Alguien que vuelve a tropezar con la misma piedra. Alguien que vuelve a entender que la lucha la tiene que hacer él solo para no dañar a los demás, dejándolos atrás y cargando él con toda la responsabilidad. Esto solo provoca una oleada de cambios psicológicos en el personaje, en el que nos muestra hasta cuatro facetas distintas a lo largo de la historia. Como era de esperar, el medio ghoul vuelve a fallar, y ahí es donde el cambio surge, en entender en los fallos que ha ido cometiendo y en intentar solucionarlos, en no rendirse y en luchar por aquello a lo que ama.


Pero Tokyo Ghoul:re también sabe aprovechar muy bien a sus personajes, y en concreto las relaciones entre ellos. Es una obra minimalista, a la que le preocupan los pequeños detalles. En los que en medio de una pelea gasta paneles en simplemente mostrarnos una mirada, un gesto. Es un manga que aprovecha la relación que hay entre los personajes para regalarnos momentos realmente emocionantes y otros desgarradores, pues tu, al igual que con Kaneki, has ido viendo como todas esas relaciones se forjaban y lo que significaba para cada uno de los personajes.

Sin ir mas lejos, Sui dedica un solo capítulo a Kaneki y Touka teniendo relaciones por primera vez. Porque entiende que la relación de ambos es especial. Una que lleva formándose desde los inicios de la serie y que ha tenido sus altibajos, pero que en el fondo reflejaban la que podría ser cualquier relación.


Es por momentos como este por los que el manga brilla. Es cierto que tiene paneles y dobles páginas increíbles, con dibujos realmente detallados y en otros casos con una visión artística y extravagancia dignas de admiración, pero es en estos pequeños puntos y en saber como reflejar con un dibujo mil emociones distintas lo que realmente diferencia a Tokyo Ghoul del resto.


 

Pero antes de finalizar, me gustaría dedicarle un pequeño apartado a la adaptación al anime de la serie, la cual consta de cuatro temporadas en total: dos para Tokyo Ghoul y dos para Tokyo Ghoul:re.

La primera temporada de la serie comenzó a emitirse en julio de 2014 con una duración de 12 capítulos (misma duración que posteriormente tendrían el resto de temporadas). Esta primera parte adaptaría desde el comienzo de la trama hasta la tortura de Kaneki a manos de Jason y a día de hoy es la mejor adaptación que han realizado. Es de lejos la más fiel a los sucesos acontecidos en el manga y nos brinda además una animación realmente buena y llamativa, destacando los combates, los cuales se sienten bien coreografiados y fluidos.

La trama, salvo algún retoque aquí y allí, sigue de manera bastante fiel lo transcurrido en la obra original, algo que lamentable no ocurrirá en la segunda temporada.


Y si, como leéis, la segunda temporada de la serie cogió todo lo bueno (o casi todo) de la primera y lo echó por la borda. Solo mantuvo el gran nivel en la animación y en la banda sonora, pero en cuanto a la trama... Este sería un buen ejemplo de lo que significa no entender la obra que estás adaptando. No entender el mensaje que el autor original dejó con sus textos e ilustraciones. Eso, o que hicieron lo que quisieron.


En cuanto a Tokyo Ghoul:re más de lo mismo. Cuenta con una primera temporada que es disfrutable y adapta o cuenta la historia respetando el transfondo original, pero en esta ocasión es la animación a la que le tocó pagar los platos rotos con un nivel decepcionante. Mientras que la segunda, aunque intentan adaptar la historia (a diferencia de la segunda temporada de la primera parte), en esta ocasión hacen un rush increíble, en la que se comen toda la segunda parte de la historia en apenas doce capítulos, saltándose muchas partes y destrozando todos esos momentos que el mangaka había procurado preparar con sumo cuidado en la obra original.


 

En definitiva, Tokyo Ghoul podría considerarse un viaje. Uno en el que hemos visto crecer a los personajes, a relacionarse entre ellos y a vivir en primer plano cada una de sus vivencias. Desde las mas cercanas e íntimas hasta ver guerras y peleas. Es una historia que nos hace recapacitar. A no ver a un grupo u otro como los malos, sino a como distintos puntos de vista en los que cada uno lucha por su supervivencia.


Es un manga que brilla por mil detalles, pero en especial por saber entender a sus propios personajes y darnos momentos especiales, y en saber pararse a mostrarnos esos pequeños detalles que marcan la diferencia.


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